lunes, 6 de febrero de 2012

Diablo


Diablo es otro de esos juegos de mi infancia que recuerdo con mucho cariño. Diablo, junto al Warcraft II (sobre el cual escribiré pronto) fueron de los primeros juegos que jugué en mi computadora y a los cuales me entregaba por horas.

Creado por la genial Blizzard en 1996 Diablo te permitía elegir entre 3 tipos de guerreros: Guerrero, Arpía o Hechicero, los cuales tenían diferentes atributos permitiendote jugar el juego siempre de manera diferente. Obviamente que la diferencias en el juego eran mínimas, ya que la historia siempre se dirigía en la misma dirección.
 A lo largo de su historia, Diablo fue publicado en distintas plataformas. Originalmente publicado para Windows 95, más tarde sería llevado a otras plataformas como la Playstation de Sony.

La música, como cualquier juego de Blizzard, merece una mención aparte. Dándole una atmósfera misteriosa la música se compenetraba con los calabozos y las pantallas que uno debía explorar batallando interminables hordas de monstruos infernales.

Una fuerza desconocida del mal se ha extendido por todo el país, sumiendolo en una guerra civil y aterrorizando a la población. Un rey loco, su hijo desaparecido, y un arzobispo misterioso son todas las piezas del rompecabezas al que te enfrentas. Has viajado a la fuente del mal. La ciudad de Tristán, ahora habitada por sólo un puñado de sobrevivientes. La catedral está construida sobre las ruinas de un antiguo monasterio, y las luces y sonidos misteriosos ahora hacen eco a través de sus salas abandonadas...
A lo largo de varias búsquedas que te encomiendan los habitantes de Tristán, debes abrirte paso en el laberinto con el fin de subir de nivel, aumentar el poder de tus hechizos y encontrar mejores equipamientos que te permitan enfrentarte a Diablo.

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